Pasaron los días y las semanas y el hombre meditaba en las palabras que había escuchado de labios de el "árbol-real"; a cada momento le parecían más profundas y verdaderas, captaba sutilezas que en el momento no pudo percibir.
Con amargura se dio cuenta que había actuado como un necio, grosero y descomedido, que pretendió dictar cátedra habiendo debido escuchar.
Recordó sus tiempos de niño cuando comprendía el lenguaje del viento, hablaba con la lechuza y los pequeños animales, cuando conversaba con...el árbol...-“¡Eso!”- se dijo, charlaba con él. Todos sus compañeros de juego lo hacían entonces, sin embargo ya nadie podía oírlo, sólo él todavía conservaba esa ventaja, ese era su secreto, ese era su poder...
Sin saber cómo, riendo y a grandes zancadas subió la montaña, se acercó lentamente hasta el "árbol-real" y muy respetuosamente le dijo:
-"Toda mi vida he buscado la verdad, he leído libros y más libros, he seguido a guías y maestros que prometían mostrármela a través de complejas técnicas y métodos; sin embargo nunca conocí a uno como tú. Todos ellos repiten lo que han oído de otros más lo que agregan de su propia cosecha; pero tú en cambio, hablas de ti mismo y sólo de un árbol; hay en tus palabras algo que las sobrepasa, quizás me equivoque y seas solamente un loco; mas deseo que me enseñes a ver...te pido que seas mi maestro..."
Y el "árbol-real" contestó:
-"Tal vez allí esté tu error, has buscado por fuera y lejos lo que únicamente puedes hallar dentro de ti mismo; no vale la pena buscar y viajar, estudiar filosofías y doctrinas, maestros y gurúes, pues la verdad es muy simple y reside dentro tuyo; sólo falta saber cómo encontrarla sin perder el camino, pues las fuentes del error están tanto en el exterior como en el interior, lo uno y lo otro se confunden. Y aún más, la única forma de conquistar el exterior es viajando tan profundamente hacia adentro, que salgas por el otro extremo, hasta alcanzar la estrella, hasta llegar al infinito...
"Si un hombre desea beber agua pura se dirige a la fuente o lo más cercano a la fuente que le sea posible; la pureza del agua está en relación con su cercanía al origen; sin embargo es una ley que el agua se contamina en alguna medida apenas nace. Cada hombre es el origen y su desembocadura en el mar; ¿por qué entonces conformarse con beber agua de otro río y del delta no del origen? ¿por qué no beber de sí mismo y en la fuente? el agua sucia y encharcada es sólo para los animales, no para los hombres..."
Y el hombre preguntó:
-"¿Dices entonces que los maestros, las escuelas, las doctrinas, las filosofías y las técnicas, son inútiles y aún nocivas para un hombre que desea alcanzar la verdad?"
Y el "árbol-real" dijo:
-"Yo hablo de un hombre, hablo de un río, su origen y su delta; hablo de confundir un reflejo con el brillante Sol; hablo de querer atrapar al viento en una red, cuando la abres para observar tu presa, ella ya no está, sólo hay aire, ésta ha seguido su camino; hablo de un pájaro silvestre cantando su alegría en la soleada mañana, si lo enjaulas para poseerlo, no cantará y morirá; no pongas palabras ni intenciones en mi decir; observa y comprende".
Y el hombre dijo:
-"Y la lealtad al maestro ¿dónde queda?; si tú eres mi maestro u otro lo es ¿cómo concilio tus palabras con esto?"
-"No hay nada que conciliar, porque no existe disputa en ello".- contestó el "árbol-real", luego agregó -"De todas formas te diré que, generalmente un hombre o una mujer trabajan con un maestro u otro, porque en su debilidad, sus carencias y limitaciones lo han hecho escoger la muleta más adecuada a su cojera, así cuando ya se ha acostumbrado a ella, dirá que por nada del mundo la dejaría, porque le debe infinitud de imaginarias lealtades...
Además, un discípulo jamás escoge a su maestro, es éste quien escoge a sus discípulos para cumplir y realizar su meta, los más adecuados para el trabajo a realizar".
Y el hombre dijo:
-" ¿O sea que los que buscamos a un maestro no podemos saber quién es o no es, no es injusto esto acaso?"
Y el "árbol-real" contestó:
_"Acerca de la justicia o la injusticia de los hechos que acontecen en la vida no podemos pronunciarnos, a la Naturaleza la tiene sin cuidado nuestra opinión sobre sus procesos o designios, ella es lo que es.
Un maestro es un hombre que ha pagado a la "gran-madre-mujer" por su libertad, hasta la última gota de la moneda que ella exige por ésta.
Y la libertad tiene que ver con la invisibilidad, es así que casi nadie puede ver a un "hombre"; un discípulo o uno que busque ser enseñado no podrá verlo, pero éste si verá a un posible alumno. Es ley el que uno pueda contemplar todo lo que está bajo y a su altura, nunca lo que está por sobre nosotros y esto tampoco escapa a la ley.
Me gustaría agregar también que un maestro no es una muleta, es el descubrimiento/aceptación de nuestra cojera y de lo inevitable de ella".
Y el hombre preguntó:
-"Entonces un maestro es un gran ser, es un iluminado, un dios...?
-"Es nada más que un hombre que ha recordado quién es, los demás lo han olvidado...no hay ningún mérito en recuperar lo que por nacimiento les pertenece y es privilegio de todos y cada uno de los hombres..."- contestó el "árbol-real" y luego agregó -"¿Has escuchado eso de "todos somos dioses....."? "
El hombre quedó silencioso un momento tratando de comprender y luego preguntó:
-"¿De esto debo deducir que un discípulo no debe buscar a un maestro, ya que al ser incapaz de darse cuenta de quién es o no es todo su afán será en vano?"
Y el "árbol-real" contestó:
-"Un discípulo debe buscar a un maestro y si su búsqueda es justa y verdadera lo encontrará; sin embargo no porque el alumno elija al maestro en cuyo caso no aprenderá nada, sino porque el maestro al verlo lo reconocerá y escogerá; porque también es ley que el uno y el otro se necesitan. Así como un pájaro por fuerte y poderoso que sea requiere del blando aire para elevarse, igualmente pasa en esto".
Y el hombre preguntó:
-"¿Debo entender de esto que existen relativamente pocos maestros y pocos discípulos; es por esto que el maestro los busca y aún parece esperarlos...?¿Y qué pasa con tantos hombres concientes: sabios, ecólogos, defensores del ambiente, poetas, escritores, músicos y pintores, místicos y maestros, practicantes de yoga, artes orientales diversas y tantos otros que no recuerdo en estos momentos, es que su trabajo no vale nada?"
Y el "árbol-real" contestó:
-"Demasiados libros de caballería, hágalo usted mismo y tal como un año sigue a otro...".
-"¿Demasiados libros de caballería y hágalo usted mismo...un año a otro?"- preguntó el hombre.
-"Exacto".- contestó el "árbol-real" y luego agregó- "Uno de los engaños en que puede caer un hombre que busca "la-verdad" o "la-consciencia", es el de ver hombres conscientes en todas partes, en ver amigos y colegas en la búsqueda de ésta, en cada desquiciado, descastado, paria o inconformista que encuentre en su camino; en cada iluso o paranoico que se le cruce por delante; todos ellos entonan solo cantos de sirenas, son los últimos bastiones que el mundo exterior tiene como "cazabobos" para los escasos hombres que están a punto de franquear la primera puerta, son los que perdieron el rumbo y quedaron como "androides" descompuestos, repitiendo una infernal y seductora cantinela, vigilando que nadie escape al destino colectivo".
-"¿Primera puerta?- preguntó el hombre.
-"Primera puerta". - contestó el "árbol-real"- "Luego de ésta se encuentra el terreno más peligroso, el laberinto interior, el cual es conocido solamente por un maestro; en cierto modo antes de la primera puerta se puede avanzar solo, entre ésta y la segunda se necesita un guía".
-"¿Un guía?"- preguntó el hombre.-
-"O un "hombre", es lo mismo".- contestó el "árbol-real" -"Un "hombre", es un hombre que se dio cuenta que formaba parte de un bosque, que conoció sus trampas y recodos, que estuvo adentro, salió y volvió a entrar, conoció el monte, la montaña y el mar, a la Luna y el Sol, al Cielo y a la Tierra; puede entonces conducir a otro por el bosque en la noche de luna llena sin peligro, esa es su maestría..."
"¿Y cómo pudo hacer esto?"- preguntó el hombre.
-"Su maestro le enseñó el camino y antes de él, el maestro de su maestro al suyo, así hasta el comienzo de los tiempos".- contestó el "árbol-real".
-"¿Hasta el comienzo de los tiempos?- preguntó el hombre.
-"Si, alguien consiguió un mapa del bosque y se lo entregó al primer maestro". - contestó el "árbol-real" y luego pensó un momento y agregó: "Luego de la segunda puerta hay una tercera, pero para nosotros es como si no existiera, estamos demasiado lejos para preocuparnos de eso...
“La-consciencia" es algo muy difícil de encontrar, está mucho más allá de la tercera puerta y es algo virtualmente imposible de lograr en lo manifestado ya que la vida es sueño. Lo real no está al alcance de los órganos de percepción, lo que es denominado así y que es diferente para cada uno de nosotros, es sólo una "imagen-imaginada-de-lo-real"; un hombre jamás accede a la realidad en las condiciones de vida de la humanidad, mas si los hombres supieran esto, si lo comprendieran, ya no querrían vivir y entonces nos veríamos adornados mis hermanos y yo con los cuerpos de los que quisieran librarse del horror de esta maldición...
Tanto lo exterior como lo interior para nosotros están hechos de sueños, "lo-real" está en un punto equidistante entre ellos y lo que es, y tiene mucho que ver con lo que no se ve, sin embargo de esto nace y se crea tanto lo uno como lo otro...".
Y el hombre meditó un momento y preguntó:
-"¿Entonces, todos aquellos que son considerados entre los hombres como sabios y grandes en conocimiento y poder , son en verdad trampas que el mundo de la ilusión se ha encargado de preparar para impedir a los que buscan la verdad acceder a ella?"
-"Diría que a ellos debe agradecerse la posibilidad de observar cómo no se han de hacer las cosas. ¿Si no existiera la sombra cómo podríamos reconocer la luz?"- respondió el "árbol-real".
-"¿Son o no son trampas'"- preguntó el hombre.
-"La-verdad” está más allá de la afirmación o la negación, comprende y no preguntes".- luego agregó: -"La respuesta a todas las preguntas está en ti, por eso en vez de interrogar, afirma..."- contestó el "árbol-real".
-"Entonces, a todas mis preguntas las contesto con una afirmación y todo bien, ya no podré equivocarme ahora..."- dijo el hombre -"¿Esa es la verdad?- preguntó.
-"Si afirmas aparecerá la negación y tampoco tendrás la verdad".- contestó el "árbol-real".
Y el hombre ya no preguntó nada más quedándose meditabundo y muy callado; pasaron algunos momentos y muy respetuosamente se dirigió nuevamente al "árbol-real" diciéndole:
-"Creo no equivocarme, pienso que eres muy sabio y hábil, tus respuestas me muestran que conoces un algo que yo no puedo comprender...es por eso que te pido nuevamente que me enseñes, que seas mi maestro..."
Y el "árbol-real" contestó:
-"Yo no soy un maestro, sólo soy un "árbol"; pero sin embargo te indicaré el camino para que tú mismo lo seas...no se puede ser el maestro de alguien, solamente indicar la dirección hacia donde va éste...".
-"¿El camino tiene una sola dirección entonces?"- preguntó el hombre.
-"Tiene muchas y sin embargo una sola..."- respondió el "árbol", quedándose muy quieto y en silencio.
Con amargura se dio cuenta que había actuado como un necio, grosero y descomedido, que pretendió dictar cátedra habiendo debido escuchar.
Recordó sus tiempos de niño cuando comprendía el lenguaje del viento, hablaba con la lechuza y los pequeños animales, cuando conversaba con...el árbol...-“¡Eso!”- se dijo, charlaba con él. Todos sus compañeros de juego lo hacían entonces, sin embargo ya nadie podía oírlo, sólo él todavía conservaba esa ventaja, ese era su secreto, ese era su poder...
Sin saber cómo, riendo y a grandes zancadas subió la montaña, se acercó lentamente hasta el "árbol-real" y muy respetuosamente le dijo:
-"Toda mi vida he buscado la verdad, he leído libros y más libros, he seguido a guías y maestros que prometían mostrármela a través de complejas técnicas y métodos; sin embargo nunca conocí a uno como tú. Todos ellos repiten lo que han oído de otros más lo que agregan de su propia cosecha; pero tú en cambio, hablas de ti mismo y sólo de un árbol; hay en tus palabras algo que las sobrepasa, quizás me equivoque y seas solamente un loco; mas deseo que me enseñes a ver...te pido que seas mi maestro..."
Y el "árbol-real" contestó:
-"Tal vez allí esté tu error, has buscado por fuera y lejos lo que únicamente puedes hallar dentro de ti mismo; no vale la pena buscar y viajar, estudiar filosofías y doctrinas, maestros y gurúes, pues la verdad es muy simple y reside dentro tuyo; sólo falta saber cómo encontrarla sin perder el camino, pues las fuentes del error están tanto en el exterior como en el interior, lo uno y lo otro se confunden. Y aún más, la única forma de conquistar el exterior es viajando tan profundamente hacia adentro, que salgas por el otro extremo, hasta alcanzar la estrella, hasta llegar al infinito...
"Si un hombre desea beber agua pura se dirige a la fuente o lo más cercano a la fuente que le sea posible; la pureza del agua está en relación con su cercanía al origen; sin embargo es una ley que el agua se contamina en alguna medida apenas nace. Cada hombre es el origen y su desembocadura en el mar; ¿por qué entonces conformarse con beber agua de otro río y del delta no del origen? ¿por qué no beber de sí mismo y en la fuente? el agua sucia y encharcada es sólo para los animales, no para los hombres..."
Y el hombre preguntó:
-"¿Dices entonces que los maestros, las escuelas, las doctrinas, las filosofías y las técnicas, son inútiles y aún nocivas para un hombre que desea alcanzar la verdad?"
Y el "árbol-real" dijo:
-"Yo hablo de un hombre, hablo de un río, su origen y su delta; hablo de confundir un reflejo con el brillante Sol; hablo de querer atrapar al viento en una red, cuando la abres para observar tu presa, ella ya no está, sólo hay aire, ésta ha seguido su camino; hablo de un pájaro silvestre cantando su alegría en la soleada mañana, si lo enjaulas para poseerlo, no cantará y morirá; no pongas palabras ni intenciones en mi decir; observa y comprende".
Y el hombre dijo:
-"Y la lealtad al maestro ¿dónde queda?; si tú eres mi maestro u otro lo es ¿cómo concilio tus palabras con esto?"
-"No hay nada que conciliar, porque no existe disputa en ello".- contestó el "árbol-real", luego agregó -"De todas formas te diré que, generalmente un hombre o una mujer trabajan con un maestro u otro, porque en su debilidad, sus carencias y limitaciones lo han hecho escoger la muleta más adecuada a su cojera, así cuando ya se ha acostumbrado a ella, dirá que por nada del mundo la dejaría, porque le debe infinitud de imaginarias lealtades...
Además, un discípulo jamás escoge a su maestro, es éste quien escoge a sus discípulos para cumplir y realizar su meta, los más adecuados para el trabajo a realizar".
Y el hombre dijo:
-" ¿O sea que los que buscamos a un maestro no podemos saber quién es o no es, no es injusto esto acaso?"
Y el "árbol-real" contestó:
_"Acerca de la justicia o la injusticia de los hechos que acontecen en la vida no podemos pronunciarnos, a la Naturaleza la tiene sin cuidado nuestra opinión sobre sus procesos o designios, ella es lo que es.
Un maestro es un hombre que ha pagado a la "gran-madre-mujer" por su libertad, hasta la última gota de la moneda que ella exige por ésta.
Y la libertad tiene que ver con la invisibilidad, es así que casi nadie puede ver a un "hombre"; un discípulo o uno que busque ser enseñado no podrá verlo, pero éste si verá a un posible alumno. Es ley el que uno pueda contemplar todo lo que está bajo y a su altura, nunca lo que está por sobre nosotros y esto tampoco escapa a la ley.
Me gustaría agregar también que un maestro no es una muleta, es el descubrimiento/aceptación de nuestra cojera y de lo inevitable de ella".
Y el hombre preguntó:
-"Entonces un maestro es un gran ser, es un iluminado, un dios...?
-"Es nada más que un hombre que ha recordado quién es, los demás lo han olvidado...no hay ningún mérito en recuperar lo que por nacimiento les pertenece y es privilegio de todos y cada uno de los hombres..."- contestó el "árbol-real" y luego agregó -"¿Has escuchado eso de "todos somos dioses....."? "
El hombre quedó silencioso un momento tratando de comprender y luego preguntó:
-"¿De esto debo deducir que un discípulo no debe buscar a un maestro, ya que al ser incapaz de darse cuenta de quién es o no es todo su afán será en vano?"
Y el "árbol-real" contestó:
-"Un discípulo debe buscar a un maestro y si su búsqueda es justa y verdadera lo encontrará; sin embargo no porque el alumno elija al maestro en cuyo caso no aprenderá nada, sino porque el maestro al verlo lo reconocerá y escogerá; porque también es ley que el uno y el otro se necesitan. Así como un pájaro por fuerte y poderoso que sea requiere del blando aire para elevarse, igualmente pasa en esto".
Y el hombre preguntó:
-"¿Debo entender de esto que existen relativamente pocos maestros y pocos discípulos; es por esto que el maestro los busca y aún parece esperarlos...?¿Y qué pasa con tantos hombres concientes: sabios, ecólogos, defensores del ambiente, poetas, escritores, músicos y pintores, místicos y maestros, practicantes de yoga, artes orientales diversas y tantos otros que no recuerdo en estos momentos, es que su trabajo no vale nada?"
Y el "árbol-real" contestó:
-"Demasiados libros de caballería, hágalo usted mismo y tal como un año sigue a otro...".
-"¿Demasiados libros de caballería y hágalo usted mismo...un año a otro?"- preguntó el hombre.
-"Exacto".- contestó el "árbol-real" y luego agregó- "Uno de los engaños en que puede caer un hombre que busca "la-verdad" o "la-consciencia", es el de ver hombres conscientes en todas partes, en ver amigos y colegas en la búsqueda de ésta, en cada desquiciado, descastado, paria o inconformista que encuentre en su camino; en cada iluso o paranoico que se le cruce por delante; todos ellos entonan solo cantos de sirenas, son los últimos bastiones que el mundo exterior tiene como "cazabobos" para los escasos hombres que están a punto de franquear la primera puerta, son los que perdieron el rumbo y quedaron como "androides" descompuestos, repitiendo una infernal y seductora cantinela, vigilando que nadie escape al destino colectivo".
-"¿Primera puerta?- preguntó el hombre.
-"Primera puerta". - contestó el "árbol-real"- "Luego de ésta se encuentra el terreno más peligroso, el laberinto interior, el cual es conocido solamente por un maestro; en cierto modo antes de la primera puerta se puede avanzar solo, entre ésta y la segunda se necesita un guía".
-"¿Un guía?"- preguntó el hombre.-
-"O un "hombre", es lo mismo".- contestó el "árbol-real" -"Un "hombre", es un hombre que se dio cuenta que formaba parte de un bosque, que conoció sus trampas y recodos, que estuvo adentro, salió y volvió a entrar, conoció el monte, la montaña y el mar, a la Luna y el Sol, al Cielo y a la Tierra; puede entonces conducir a otro por el bosque en la noche de luna llena sin peligro, esa es su maestría..."
"¿Y cómo pudo hacer esto?"- preguntó el hombre.
-"Su maestro le enseñó el camino y antes de él, el maestro de su maestro al suyo, así hasta el comienzo de los tiempos".- contestó el "árbol-real".
-"¿Hasta el comienzo de los tiempos?- preguntó el hombre.
-"Si, alguien consiguió un mapa del bosque y se lo entregó al primer maestro". - contestó el "árbol-real" y luego pensó un momento y agregó: "Luego de la segunda puerta hay una tercera, pero para nosotros es como si no existiera, estamos demasiado lejos para preocuparnos de eso...
“La-consciencia" es algo muy difícil de encontrar, está mucho más allá de la tercera puerta y es algo virtualmente imposible de lograr en lo manifestado ya que la vida es sueño. Lo real no está al alcance de los órganos de percepción, lo que es denominado así y que es diferente para cada uno de nosotros, es sólo una "imagen-imaginada-de-lo-real"; un hombre jamás accede a la realidad en las condiciones de vida de la humanidad, mas si los hombres supieran esto, si lo comprendieran, ya no querrían vivir y entonces nos veríamos adornados mis hermanos y yo con los cuerpos de los que quisieran librarse del horror de esta maldición...
Tanto lo exterior como lo interior para nosotros están hechos de sueños, "lo-real" está en un punto equidistante entre ellos y lo que es, y tiene mucho que ver con lo que no se ve, sin embargo de esto nace y se crea tanto lo uno como lo otro...".
Y el hombre meditó un momento y preguntó:
-"¿Entonces, todos aquellos que son considerados entre los hombres como sabios y grandes en conocimiento y poder , son en verdad trampas que el mundo de la ilusión se ha encargado de preparar para impedir a los que buscan la verdad acceder a ella?"
-"Diría que a ellos debe agradecerse la posibilidad de observar cómo no se han de hacer las cosas. ¿Si no existiera la sombra cómo podríamos reconocer la luz?"- respondió el "árbol-real".
-"¿Son o no son trampas'"- preguntó el hombre.
-"La-verdad” está más allá de la afirmación o la negación, comprende y no preguntes".- luego agregó: -"La respuesta a todas las preguntas está en ti, por eso en vez de interrogar, afirma..."- contestó el "árbol-real".
-"Entonces, a todas mis preguntas las contesto con una afirmación y todo bien, ya no podré equivocarme ahora..."- dijo el hombre -"¿Esa es la verdad?- preguntó.
-"Si afirmas aparecerá la negación y tampoco tendrás la verdad".- contestó el "árbol-real".
Y el hombre ya no preguntó nada más quedándose meditabundo y muy callado; pasaron algunos momentos y muy respetuosamente se dirigió nuevamente al "árbol-real" diciéndole:
-"Creo no equivocarme, pienso que eres muy sabio y hábil, tus respuestas me muestran que conoces un algo que yo no puedo comprender...es por eso que te pido nuevamente que me enseñes, que seas mi maestro..."
Y el "árbol-real" contestó:
-"Yo no soy un maestro, sólo soy un "árbol"; pero sin embargo te indicaré el camino para que tú mismo lo seas...no se puede ser el maestro de alguien, solamente indicar la dirección hacia donde va éste...".
-"¿El camino tiene una sola dirección entonces?"- preguntó el hombre.
-"Tiene muchas y sin embargo una sola..."- respondió el "árbol", quedándose muy quieto y en silencio.