Pasaba el tiempo... y el viejo seguía mostrando al Sol de vez en cuando y el "Hombre", continuaba respondiendo lo que le parecía más adecuado...
Aquella mañana, el viejo repitió su gesto y el "Hombre" abrió los brazos y saludó al astro con una profunda reverencia... tal como una estrella saluda a otra...
Y el viejo no dijo nada, sólo miró ceñudo...
Aquella mañana, el viejo repitió su gesto y el "Hombre" abrió los brazos y saludó al astro con una profunda reverencia... tal como una estrella saluda a otra...
Y el viejo no dijo nada, sólo miró ceñudo...